Pequeño intento de escapada....

Como si de un hábito se tratase, salí de la Sala Común vigilando que nadie siguiera mis pasos, que nadie intentase inmiscuirse en mis asuntos.
Estaba harta de estar encerrada entre cuatro paredes día si y día también.
Daphne se dedicaba a lamerle el culo a Pansy Parkinson, como una de las chicas del séquito de esta, y a hacer lo que la Slytherin quería o pedía.
Draco nuevamente había desaparecido... y yo, muy lejos de investigar donde era que se metía o bien ir con mi hermana a dios sabe donde detrás de Pansy, decidí hacer algo por mi propia cuenta.
Estaba algo irritable, para que mentir, muy irritable, por lo que decidí intentar salir del fastidioso colegio.

Había caminado por los pasillos y los pasadizos para intentar que no me sorprendiesen intentando escabullirme del colegio sin permiso alguno. El sigilo y astucia formaban parte de mi, era fácil saber por done ir y como hacer para no ser vista, pero... todo podía ser, ¿no?

Necesitaba ir a la biblioteca, y para ser mas exacta a la sección prohibida, muchos dirían que, valga la redondancia, es un lugar prohibido. No era porque me gustara romper las reglas, pero en verdad necesitaba información sobre los bezoars o en verdad el profesor se iba a enojar y para mis colmos, no iba nada bien en pociones. No seria una sorpresa que obtuviera un "Trol" como calificación en el examen, y eso me ponía estresada, pues tendría la presión de mi hermano mayor, que era un experto en el área. Una de mis mejores habilidades era ser sigilosa, salí de la Sala Comun de Hufflepuff sin la mas minima sospecha por parte de otros estudiantes, o al menos eso pensaba yo.


Caminaba casi de puntillas, como en esas películas muggles. No tenia zapatos, y estaba en pijamas. Miraba hacia todo lado, esperando a que no hubiera nadie. Sumisa en mis pensamientos de escape, por si algún profesor o conserje me pillaba, no me di cuenta hacia donde caminaba. Tenia mi varita en mano, pero no la utilizaba, era mejor así. Me di cuenta de que iba por mal camino, así que comencé a retroceder, pero en el acto, simplemente caí de bruces, causando un gran estruendo por el pasillo.